El arquitecto es el profesional que proyecta, diseña, dirige la construcción y el mantenimiento de estructuras de diverso tipo. Requiere una formación artística, social y por supuesto, técnica. En ese lapso de generar espacios que sean habitables para el ser humano, existen quienes siguen una corriente más social.
La Arquitectura social mezcla varias lo social con lo político, ambiental, y arquitectónico. Permite ofrecer soluciones a problemas de vivienda que afectan a las diferentes comunidades mediante proyectos para poder mejorar la calidad de vida o servicios y en armonía con el ambiente. Esto se logra mediante el interés de gobiernos, o entidades, la participación de profesionales que deseen compartir diseños, ideas y experiencias, y en algunos casos la participación activa de los habitantes de las viviendas. Es una manera de entender la responsabilidad social dentro del ámbito de la arquitectura para crear un impacto social positivo de forma amigable con el ambiente, y ofrecer vivienda digna a las clases que no tienen condiciones para acceder a una ó bien edificaciones apropiadas para servicios básicos de una comunidad.
Basado en lo anterior, Alejandro Aravena (arquitecto social), tiene
5 principios básicos para la vivienda social:
- Tener una buena ubicación.
- Construir lo más costoso al principio: las instalaciones básicas y la estructura.
- Dejar espacio para que cada familia crezca su vivienda, según sus recursos.
- Ser lo más práctico posible, para hacer de la vivienda algo simple y de bajo costo.
- En cuanto a estética, aplicar la ley del mínimo esfuerzo. Recurrir a la línea recta. Pues lo estético es algo que se generará de forma espontánea.
*Este texto se publicó en la edición de mayo de 2015 de la Revista Obras.